Tomate

Alimentos de Temporada: El Tomate

Hoy en alimentos de temporada os hablaremos del tomate. El tomate es muy rico en agua (casi un 94% de su peso) y, por otro lado, contiene una pequeña proporción de hidratos de carbono (3.5%), proteínas (0.85%) y grasas (0.21%). Los hidratos de carbono están formados principalmente por glucosa y fructosa y, en conjunto, estos nutrientes aportan 22kcal/100gramos, una de las cifras más bajas de todos los alimentos vegetales. Sin embargo, el valor nutritivo y dietoterápico del tomate reside en su riqueza vitamínica y mineral.

[custom_list style=»list-10″]
  • Vitaminas: la más abundante es la vitamina C (26.6mg/100g), en una cantidad inferior a la de la naranja (50.6mg/100g) pero suficiente como para hacer del tomate un buen antiescorbútico. Un tomate de 100 gramos cubre la tercera parte de las necesidades diarias de vitamina C para un adulto. En cuanto a las vitaminas B1, B2, B6, niacina y folatos, están todas presentes en cantidades significativas. La provitamina A está presente, aunque en cantidad my inferior a la zanahoria o el mango.

  • Minerales: destaca el potasio con (242mg/100g), seguido del hierro (0.7mg/100g), el magnesio (8.3mg/100g) y el fósforo (24mg/100g).

Además, el tomate contiene numerosas sustancias químicas que no pertenecen a ninguno de los grupos de nutrientes clásicos, pero que ejercen numerosas funciones en el organismo. A estas sustancias se las conoce como elementos fitoquímicos:

[custom_list style=»list-10″]
  • Fibra vegetal: contiene una pequeña cantidad de fibra de tipo soluble (1.4%), que se encuentra en la pulpa y especialmente en la sustancia mucilaginosa que rodea las semillas. La fibra le contribuye en la acción reductora sobre el colesterol y a el suave efecto laxante del tomate.

  • Ácidos orgánicos: especialmente el málico y oxálico, que contribuyen a su peculiar sabor. A medida que madura el tomate, disminuye su concentración de ácidos y aumenta la de azúcares. A pesar de que el tomate tiene un gusto ácido debido a estas sustancias, produce un efecto contrario, es decir, una alcalinización en la sangre, en los tejidos orgánicos y en la orina. Ello se debe a que contiene muchas más sustancias de reacción alcalina (las sales minerales) que ácida.

  • Licopeno (o licopina): es el pigmento vegetal que pertenece al grupo de los caroteniodes, que otorga el típico color rojo al tomate. A diferencia del beta-caroteno, el licopeno no se transforma en vitamina A. Debido a ello, durante un tiempo se pensó que el licopeno carecía de importancia fisiológica. Sin embargo, cada vez son más numerosas las investigaciones que demuestran la importancia del licopeno para el organismo.

[custom_frame_right] Tomate [/custom_frame_right]

La preparación e ingesta del tomate puede tomar diferentes formas: el tomate crudo, constituye la forma más saludable de consumir el tomate ya que no modificamos la estructura molecular de sus nutrientes y vitaminas termolábiles; frito, técnica culinaria que resulta sabrosa, pero indigesta para aquellos estómagos delicados; y por último, en forma de jugo y salsa de tomate, que hace que mantiene su riqueza en vitaminas y sales minerales, pese a que se debe tener cuidado con los preparados comerciales, dado que contienen mucha sal y bastantes aditivos que pueden provocar reacciones alérgicas.

Por todo ello, podemos afirmar que el tomate es un alimento que aporta un proporción importante de agua, vitaminas y minerales y, por ello, su consumo favorece el buen estado de nuestro organismo. Así, el tomate es un buen antioxidante, diurético y digestivo. Con todo, los dietistas-nutricionistas de Idou Psicología recomiendan especialmente el tomate para aquellas personas que padecen de afecciones prostáticas, cardíacas, intestinales y renales.
Referencias


– Shami, N.; Moreira, E. (2004). Licopeno como agente antioxidante. Revista de nutrição, 17(2), 227-236.
– Ferrís-Tortajada, J., Berbel-Tornero, O., García-Castell, J., Ortega-García, J.A., López-Andreu,J.A. (2012). Factores dietéticos asociados al cáncer de próstata. Beneficios de la dieta mediterránea. Actas Urológicas Españolas, 36(4), 239-245.
– Tablas de composición de alimentos del CESNID. (2003). McGraw-Hill: Interamericana de España.

Leave a Comment