Esquizofrenia

Investigación sobre el origen de la esquizofrenia

La esquizofrenia ha sido, desde su definición por el Dr. Kraepelin en el siglo XIX, el gran misterio de la salud mental y, desde entonces, encontrar los factores causantes de dicha patología ha sido una prioridad para muchos estudiosos y científicos. En esta línea, una reciente publicación en Schizophrenia Research ha arrojado nuevas evidencias sobre la etiología de la esquizofrenia. Un equipo investigador de la Universidad de Buffalo ha probado un modelo en ratones que demuestra como ciertos cambios cerebrales durante la gestación llevan a cambios conductuales en etapas vitales posteriores (tal como sucede en humanos).

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Así, se ha encontrado cierta vía genómica (Integrative Nuclear FGFR 1 Signaling [INFS]) que actúa como punto de intersección entre otras múltiples vías (hasta 160 genes podrían verse implicados en la esquizofrenia). Uno de los principales problemas con que se han encontrado los investigadores, hasta el momento, era la amplia variedad de mutaciones genéticas que tenían los afectados por esquizofrenia. Dicha variabilidad se ve explicada por la intersección antes mentada (INFS), donde se controlan numerosas señales neurológicas que dirigen el desarrollo embrionario, incluyendo aquellas vías con genes ligados a la esquizofrenia.

En palabras de los autores: “INFS actúa como una orquestra, no importa que músico esté tocando la nota equivocado, el caso es que el sonido de toda la orquestra se ve afectado. Con INFS proponemos que, cuando existe una alteración o mutación en un solo gen ligado a la esquizofrenia, el sistema INFS se ve alterado por completo, fuera de tono por así decirlo. Así es como se desarrolla la esquizofrenia”.

Los investigadores probaron su hipótesis creando un modelo mutado del INFS en ratones, dicha mutaciones provocaba resultados como los que se esperan de un humano que sufra esquizofrenia: anatomía cerebral alterada, alteraciones en la conducta y sobrecarga en los procesos sensoriales. Básicamente, los investigadores fueron capaces de “provocar” esquizofrenia en ratones.

Dichos hallazgos pueden resultar de suma importancia para el tratamiento y, sobretodo, la prevención de la esquizofrenia. Conociendo en que punto de inicio y forma de desarrollo de la patología, se pueden diseñar procesos que detengan las alteraciones que provocan ciertas mutaciones genéticas.

Con todo, cabe ser precavido, existen muchos estudios sobre las causas de la esquizofrenia y ninguno, por si solo, explica el amplio abanico de formas de manifestarse que tiene esta patología. El marco bio-psico-social desde el que se ha venido interpretando este trastorno mental sigue siendo el que posee un mayor valor explicativo. Sin embargo, si los profesionales de la salud conseguimos dar con modos de controlar algunos de estos factores, ya sean biológicos, psicológicos o sociales, habremos ganado una gran batalla contra la esquizofrenia.

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