Sesgo cognitivo
En el blog de Idou psicología ya hemos tratado más de un sesgo cognitivo, desde el Efecto Dunning-Kruger, hasta la Profecía de la aceptación, pasando por el Efecto peor-que-la-media. El sesgo cognitivo que hoy tenemos entre manos es la “Ilusión de transparencia”: la tendencia que tenemos a sobrestimar la capacidad de otros para entender nuestro estado mental.
Esto es extremadamente evidente en las ponencias e intervenciones públicas. Con regularidad, el orador se siente nervioso antes de un acto público y lo que es peor, durante el mismo. En ciertas ocasiones, el orador piensa que su nerviosismo (evidente para él mismo) es fácilmente visible para los espectadores. Ésta creencia de que otro puede adivinar que está pasando por mi mente es lo que llamamos Ilusión de transparencia.
Observando la ilusión
[custom_frame_right] [/custom_frame_right]En un estudio de Savitsky y Gilovich1 que implicaba a oradores, se pidió a los participantes (oradores y audiencia) que valoraran el nerviosismo del orador. Tras una comparación de los resultados, se encontró que las personas tendían a sobrestimar lo nerviosos que le había percibido la audiencia.
Así mismo, en un estudio anterior de Giolovich, Medvec y Savitsky 2, se pidió a los participantes que intentasen esconder ciertas mentiras: el disgusto al probar una bebida con muy mal sabor, su preocupación ante una situación de emergencia, etc. En todos y cada uno de los casos, las personas creían que sus emociones eran obvias a los demás, y que se estaban dando cuenta de sus mentiras, algo que en realidad no se estaba produciendo.
Los resultados respecto a éste sesgo cognitivo son consistentes: las personas tendemos a pensar que otros leen nuestras emociones y expresiones mucho mejor de lo que realmente pueden. Lo bueno de los sesgos cognitivos (y lo que los hace tan atractivos para escribir una entrada) es que el simple hecho de conocerlos ya modifica nuestra conducta. Así, en un seguimiento al primer estudio de Savirsky y Golovich se comprobó que las personas a las que se les había dicho que la audiencia no los veía tan nerviosos como creían, hacían la siguiente ponencia mucho mejor y con un menor nerviosismo, tanto sentido por ellos, como percibido por la audiencia.
La psicóloga Elizabeth Newton creó un test que podéis aplicar vosotros mismos y que ilustra éste sesgo cognitivo. Éste consiste en recrear el ritmo de una canción muy conocida mediante golpecitos (percusión en una mesa por ejemplo) y permitir que otro intente adivinarlo. Las personas suelen atribuir un 50% de acierto antes de hacer el test, pero se quedan sumamente sorprendidos cuando solo en un 3% de las ocasiones se consigue adivinar la canción. La persona que recrea el ritmo “oye” todas y cada una de las notas en su cabeza y (donde radica el sesgo cognitivo) cree que estas notas son transparentes para el otro, que las está interpretando y, por tanto, la canción es obvia.
Ésto no significa que nuestro sentir y pensar sean completamente inalcanzables a los demás (ése es otro sesgo cognitivo del que ya hablaremos). Sin embargo, la Ilusión de transparencia es algo positivo a tener en mente ya que nos afecta a diario y, en muchas ocasiones, es motivo de aquellas discusiones que se inician con “pensaba que era evidente como me sentía…”
1. Gilovich, T., Medvec, V.H. & Savitskya, K. (1998). The Illusion of Transparency: Biased Assessments of Others’ Ability to Read One’s Emotional States. Journal of Personality and Social Psychology, 75(2), 332–346. doi:10.1016/S0022-1031(03)00056-8