«El universo está hecho de historias, no de átomos»Muriel Rukeyser
Estamos rodeados de historias, relatos, cuentos y ficciones, y a nadie escapa el extraño magnetismo que ejercen sobre nosotros. La cuestión no está solo en que la ficción sea capaz de cautivarnos sino en el poder que ejerce como motor de cambio y evolución. No en vano, el laureado especialista en socio-biología Edward Osborne Wilson ha apuntado de forma recurrente la similitud entre artistas y científicos, ambos hacen avanzar el mundo y ambos pueden definirse como “soñadores y cuentacuentos”. Lo cierto es que las ficciones son un elemento muy importante para el ser humano y son el producto de nuestro interés por entender el mundo y sobretodo, por entendernos a nosotros mismos.
Psicología y ficción
[custom_frame_right] [/custom_frame_right]El psicólogo Jonathan Gottschall en su libro The Storytelling Animal, explica como las historias y ficciones ayudan a moldearnos y definirnos como seres humanos. Lo cierto es que la ficción nos ayuda a navegar la complejidad de las relaciones humanas, del mismo modo que un simulador de vuelo prepara a un piloto para situaciones difíciles. Por ello, Gottschall afirma que el contar historias ha evolucionado, como otras muchas conductas, para asegurar nuestra supervivencia: “la activación constante de neuronas ante estímulos ficticios fortalece y refina las vías neuronales implicadas en el manejo adecuado de problemas vitales. Desde este punto de vista, nos sentimos atraídos por la ficción, no por un error evolutivo, sino porque la ficción es, en conjunto, buena para nosotros. Esto se debe a que la vida humana, especialmente en lo social, es sumamente complicada. La ficción permite entrenar nuestro cerebro para los retos que se nos presenten, como individuos y como especie”.
Sin embargo, aquí se encuentra la mayor paradoja de la ficción. La ficción se supone como vía de escapismo de las dificultades cotidianas (al igual que otras formas de entretenimiento), ya sea mediante una novela o a través del último capítulo de nuestra serie favorita. Aristóteles ahondó en esta paradoja y afirmó que nos atrae la ficción ya que nos da placer, pero de forma extraña, lo que encontramos en ficción es sumamente desagradable: peligro, muerte, desesperación, ansiedades, etc. Desde clásicos como Edipo Rey, pasando por Romeo y Julieta, hasta bestsellers actuales como Juego de Tronos o incluso novelas juveniles como Crepúsculo y Harry Potter; todos ellos giran en torno a problemáticas encarnizadas y penetrantes, y los lectores nos sentimos atraídos e interesados sobre como se resolverá todo.
Moralidad y empatía
Junto a esta paradoja, surge una nueva problemática: el valor moralizante de las ficciones. Desde la era de los mitos hasta la era del ocio digital y los videojuegos, siempre ha habido críticos que han tildado la ficción de agente corrosivo para la moralidad, sobretodo la de los más jóvenes. A este respecto, cabe mencionar el libro The Moral Laboratory, donde el autor Jemeljan Hakemulder revisa infinidad de estudios científicos en el ámbito de la ficción y la moralidad. Las conclusiones derivan en que la ficción tiene efectos positivos en el desarrollo moral del usuario y la empatía hacia el prójimo. Así mismo, ayuda a crear un sentimiento de justicia respecto al mundo. Si bien, podríamos argumentar que esto no es siempre así (y menos con la impunidad con que algunos criminales de cuello blanco se pasean por las administraciones), para que una sociedad funcione es necesario que sus conciudadanos crean en la justicia.
Por último, nos gustaría quedarnos con la noción de empatía en ficción. Jessica Wise en una charla de TED nos habla sobre nuestra capacidad de empatizar con los personajes y la habilidad que tiene la ficción para cambiar “el punto de vista” de las personas, generando cambios individuales y culturales.
¡Esperamos que hayáis disfrutado de este “relato”!
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Comments
Me ha gustado mucho esta síntesis que has hecho sobre la ficción, sobretodo por que le das valor a la narrativa como disciplina interdisciplinar que busca, como la ciencia, a comprender, o al menos cartografiar, la complejidad de las relaciones humanas. ¿Tienes alguna referencia a algún artículo que hable sobre el poder de la ficción para hacer posible lo que, de otra manera, sería sólo contrafactual? Incluso, dándole la vuelta ¿qué contrafactualidad nos hemos perdido a partir de nuestras ficciones?. Como storyteller es algo que me interesa mucho.
Jose Abellán
Me ha gustado mucho esta síntesis que has hecho sobre la ficción, sobretodo por que le das valor a la narrativa como disciplina interdisciplinar que busca, como la ciencia, a comprender, o al menos cartografiar, la complejidad de las relaciones humanas. ¿Tienes alguna referencia a algún artículo que hable sobre el poder de la ficción para hacer posible lo que, de otra manera, sería sólo contrafactual? Incluso, dándole la vuelta ¿qué contrafactualidad nos hemos perdido a partir de nuestras ficciones?. Como storyteller es algo que me interesa mucho.
Jose Abellán
Hola @JoseAbellan! disculpa que tarde en contestar, parece que hay algún problema con los avisos de comentarios… 🙁
Me alegro de que te haya gustado la entrada. Existen cositas interesantes sobre counterfactual thinking y ficción. Desde el punto de vista de la psicología te recomiendo el libro «What Might Have Been: The Social Psychology of Counterfactual Thinking». Si no me equivoco está en el repositorio de Google. Desde el punto de vista de la ficción narrativa te recomiendo el artículo de Alex Bryne «Truth in Fiction». Y por último, desde el punto de vista de la ficción interactiva, te recomiendo un vistazo a «Game Design for Promoting Counterfactual Thinking» (en ResearchGate podras descargarlo gratuitamente).
Un abrazo!