Autocuidado

¿Autocuidado o exigencia? Tú sientes, tú decides

¿Autocuidado o exigencia? Tú sientes, tú decides

¿Recuerdas cuando se anunciaron las primeras restricciones para frenar los contagios de la covid-19? Era marzo de 2020 y, si bien nos pilló por sorpresa, pensamos que aquella sensación de vivir dentro de una película de ciencia ficción sería cuestión de semanas. Quién nos iba a decir que aquí estamos hoy, casi un año más tarde, aún haciéndonos a esta nueva realidad que nos toca vivir. Incertidumbre, agobio, cansancio… son sensaciones habituales, tras tantos meses en los que hemos perdido libertades (e incorporado miedos, añoranza y tristeza).

En mi consulta, son muchas las personas que, cansadas de tanto control y encierro, acaban encontrando en la comida una forma de liberarse, de consolarse, de sentirse acompañadas (por ejemplo, comiendo aquello que les recuerda a determinados seres queridos o momentos) o de tapar emociones. Ello les lleva, muchas veces, a una ansiedad por comer, al aferrarse a la comida para intentar solucionar problemas emocionales y malestar: estrés, cansancio, vacío, preocupaciones…

Si a ti también te pasa, si te identificas con esto que te comento, me gustaría decirte que hagas a un lado la culpa. Realmente, comer no es algo negativo. No se trata de reprimirse ni de prohibirse, ya que eso acaba haciendo aún más grande el deseo de comer. Vivimos tiempos difíciles, y puede ser todo un reto encontrarnos, reconocer y conectar con las emociones que esta situación de cambio mundial despierta en nosotros.

Sin embargo, créeme si te digo que puedes darte, a ti misma, caricias emocionales que te harán sentir mejor, porque te ayudarán a cuidar de ti con el mismo cariño con el que cuidas de los demás.

En este artículo, te compartiré ideas y reflexiones que, espero, podrán ayudarte. Y te invito a empezar por lo primero: por ti y por lo que sientes.

Poner atención y amor a tus necesidades emocionales

Ante un contexto de incertidumbre, tristeza y restricciones, lo mejor que podemos hacer es cuidar nuestro mundo interno. Es allí donde tenemos total libertad, donde siempre decidiremos nosotros.

Te invito a que te detengas, y conectes realmente contigo:

  • ¿Cómo te sientes?
  • ¿Qué pueden estar diciendo esas emociones?
  • ¿Qué necesitas a nivel emocional?
  • ¿Cómo te gustaría sentirte?

Se suele pensar que el cambio reside en la comida, en dejar de comer con ansiedad. Pero, entonces, nos pasamos al otro extremo: al miedo por comer, a limitarnos… Cuando, realmente, lo que nos pasa es una proyección de nuestro estado emocional.

Por eso, conectar con tus necesidades emocionales, ponerles nombre y atenderlas con amor es lo que mejor te ayudará a calmar el malestar.

Y, en consecuencia, es lo que te permitirá que la comida se vaya poniendo en su sitio.

Autocuidado

Cómo construir espacios de autocuidado en tu día a día

Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para cuidar de nosotras mismas, de nosotros mismos. Pero, realmente, cuidar de ti no implica poner nuevas actividades en tu agenda, no se trata de una imposición ni de una exigencias. Si sientes que quieres empezar a practicar meditación, yoga, pilates, o salir a dar paseos para cuidar de ti, ¡adelante!

Pero si en este momento te cuesta hacerte un hueco para incorporar una nueva actividad, no te agobies por ello. Puedes empezar por pequeños cambios de enfoque en tu día a día, con los que ya notarás una diferencia positiva y nutritiva.

Sin ir más lejos, te propongo cuatro acciones de autocuidado, para las que no necesitarás ni un minuto de más en tu día:

1. Pon límites

Limita todo aquello que no te hace bien. Piensa en tu día: ¿cuánto tiempo dedicas a cosas que no te llenan? Y, por el contrario: ¿cuánto de lo que haces realmente te llena? Te propongo comenzar a limitar aquello que te hace daño, para hacer espacio a lo que de verdad te nutre.

2. Permítete decir que NO

Esto va muy ligado al tema de los límites. Si identificas que hay conversaciones -presenciales o digitales- en las que no quieres estar, si hay actividades que no te hacen sentir bien, te invito a ponerte como prioridad, y decir que no.

3. Háblate con amor

El autocuidado empieza por la forma en que tú te hablas y aquello que te dices. A veces, tenemos tan incorporado el hablarnos desde la exigencia, que apenas somos conscientes de los mensajes que nos damos a nosotras mismas. Por eso, te invito a que reconozcas y celebres cada pequeño logro. Y a que te permitas sentir, sin juzgar.

4. Y, especialmente, escoge tú cómo te quieres cuidar

Vaciar tu día a día de aquellas cosas que te hacen daño te ayudará a encontrar pequeños momentos de autocuidado. Sin exigencias, sin imposiciones, sin tener que llenar tu agenda de actividades que no llegas a cumplir. Puede que quieras hacer ejercicio como que prefieras meditar, que decidas apagar el móvil y leer un libro diez minutos antes de dormir, o que simplemente empieces por apagar las noticias, poner música y bailar mientras cocinas. De verdad: todo está bien, si a ti te hace sentir bien.

Autocuidado

Contacta con nosotros

Estamos aquí cuando lo necesites.

Crece junto a profesionales expertos en construir tu salud emocional.